¿Por qué el subdesarrollo en México?

Recientemente los expertos en economía Santiago Levy y Luis Felipe López-Calva publicaron en la revista Nexos (agosto 2023) un ensayo con relación a lo que, a juicio de ellos, falló en el periodo 1990 al 2023 en materia de los resultados concretos del modelo económico de desarrollo. De manera atinada y antes de entrar a las fallas, esbozan los elementos positivos que se lograron durante ese periodo, el cual en mi opinión no comienza en 1990 sino en 1988; fecha en que ocurrió el quiebre del sistema político mexicano cuando el presidente Miguel de la Madrid se decantó por Carlos Salinas. Con esa decisión se desplazó a los políticos creyentes en una visión del desarrollo conducida por el Estado (gobierno, mejor dicho) por un grupo de economistas creyentes en el liberalismo económico y la apertura comercial. Los autores mencionan la resistencia mexicana a choques económicos externos, el crecimiento de las manufacturas y exportaciones, la despetrolización de las finanzas públicas y el considerable aumento de la escolaridad, como los principales aciertos de la visión del desarrollo que se mantuvo en el país los últimos 30 años. Por el contrario, encuentran la disminución del PIB real con relación al llamado desarrollo estabilizador producto de la caída de la productividad y la insuficiente creación de empresas formales como la principal falla de dicho modelo económico. Han permanecido, sin embargo, la falta de Estado de derecho, la economía informal y escasa competencia, razones por las que hemos quedado lejos de ser una economía realmente desarrollada, lo que conlleva la disminución significativa de la pobreza y el aumento tanto de la calidad como el nivel de vida de la población.

Con base en la argumentación del ensayo, me atrevo a agregar que, en mi opinión, existen dos razones que explican la falta de desarrollo económico en México. Por un lado, una economía que históricamente se ha centrado en materias primas provocando un devastador contubernio entre el poder económico y el poder político que determina quiénes pueden explotar los recursos naturales; es, sólo a raíz del TLCAN, cuando comienza a revertirse esta condición de proveeduría de materias primas; no obstante, faltan décadas para lograr un cambio hacia una economía de transformación propia y valor agregado. Por el otro lado, la inexistencia de democracia y adecuados contrapesos políticos provocaron la absurda implementación de ocho modelos económicos de desarrollo distintos desde el término de la Revolución hasta este 2023. Es un hecho dramático y trágico que ha traído como consecuencia más de 2,000 modificaciones a la Constitución, la promulgación y abrogación de cientos de leyes y miles de cambios de señales de hacia dónde deben dirigirse los incentivos económicos. Es imposible crear empresas, generar riqueza y mucho menos distribuirla, con ese origen económico sustentado en materias primas combinado con tal cantidad de cambios en el paradigma de desarrollo.

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